...Estaban tres amigos en un bar.
De pronto uno de ellos ve en otra mesa a un hombre sentado leyendo el periódico. Enseguida les dice a sus amigos: Miren... ¿ven a esa persona leyendo el periódico? ¡Es Jesús! Sus compañeros no le creen, pero él se levanta y se dirige rápidamente a la mesa donde está el extraño leyendo el periódico y le pregunta: ¿eres Jesús, verdad?
De pronto uno de ellos ve en otra mesa a un hombre sentado leyendo el periódico. Enseguida les dice a sus amigos: Miren... ¿ven a esa persona leyendo el periódico? ¡Es Jesús! Sus compañeros no le creen, pero él se levanta y se dirige rápidamente a la mesa donde está el extraño leyendo el periódico y le pregunta: ¿eres Jesús, verdad?
A lo que el extraño responde asintiendo con la cabeza y le pregunta, ¿qué puedo hacer por ti? Verás, dice el hombre, es que de pequeño, jugando fútbol, me lesioné la rodilla y cada vez que me esfuerzo me duele. Jesús le sonríe al tiempo que le coloca la mano sobre la rodilla. El hombre aún sin poder creerlo, regresa a la mesa donde están sus amigos dando saltos y diciendo: ¡no me duele! ¡me ha curado!...¡les dije que era Jesús! Enseguida, se levanta otro y se dirige inmediatamente hacia donde Jesús pidiéndole que le cure el hombro. Jesús le coloca la mano sobre el hombro e inmediatamente queda curado. Mientras regresa a la mesa con los dos amigos, Jesús les observa y se pregunta cuánto tiempo tardará en venir el otro. Pasa un rato y el tercer amigo no se levanta, lo cual hace que la curiosidad de Jesús aumente: ¡qué raro!.. alguien que no quiere nada, piensa Jesús. Al cabo de un tiempo y sumamente intrigado, Jesús se acerca a la mesa donde están los tres amigos y apoya amistosamente su mano sobre el hombro del que no se le acercó, al tiempo que le pregunta: ¿cómo estás? En ese instante, el hombre le quita a Jesús la mano del hombro y se aparta de él diciéndole... ¡sin tocar!..¡sin tocar eh!, ¡que estoy de baja médica!
Un curso de Milagros, en la Lección 133, nos recuerda que:
"...no pedimos demasiado de la vida, al contrario, pedimos demasiado poco"
Somos ésa tercera persona, conformes con estar "de baja médica," aún deseando una manera limitada de ser, a 'gusto' en nuestro especialismo, en nuestra aparente autonomía y existencia individual, independientemente de que eso nos cueste perder la conciencia del Cielo y del Ser que somos. Esa es la magnitud de nuestra demencia. Preferimos estar de "baja médica," no queremos salir de la cárcel [dejar de elegir al ego], deseamos solamente mejoras carcelarias. No queremos estar en el Cielo, basta con tener algunos buenos días en el infierno. ¿Cómo puede esto llamarse cordura?
Es imprescindible que lleguemos a ser conscientes de la parte de nuestra mente que se resiste a soltar el sistema de pensamiento del ego. No es por casualidad que tus resoluciones de elegir paz, de llevar a la práctica la enseñanza espiritual que acabas de sentir que es buena para ti, de recordar hacer las lecciones del día del Curso, de mirar a tu hermano con otros ojos, etc. etc. se dejen a un lado y, de repente, te encuentres de nuevo en medio del conflicto identificado plenamente con la marioneta que ha perdido la paz. No se trata de un retroceso en tu camino, sencillamente estás cobrando cada vez más mayor conciencia de esa parte de tu mente que aún elige estar "de baja médica."
¿Qué hacer entonces? ¡Nada! No tiene objeto luchar contra esa parte de tu mente, ya que si luchas, lo que terminas haciendo es lo que el Curso llama "dándole realidad al error" reforzando más en ti la creencia en tu mente separada. Simplemente, recuerda que no estás solo, pide ayuda para poder ver "por encima del campo de batalla" cuando te des cuenta que no estás en paz. El sólo mirar las ilusiones sin juzgaras es un gran paso, pero también has de poder ver la infelicidad que elegir en favor del ego te ocasiona. Sólo así podrás estar motivado a soltar las ilusiones, pues poco a poco te haces consciente del costo que abrigarlas te ocasiona. Es únicamente cuando no desees el propósito que las ilusiones apoyan como se pueden éstas dejar a un lado.
Cuando miras por encima del campo de batalla es cuando puedes observarte involucrándote en el conflicto, tomando partido por una parte y poniéndote en contra de la otra y, de repente, ya no eres más el espectador en paz, al lado de Jesús. Te has vuelto a identificar con la marioneta, has elegido nuevamente "darle vida a tu desfallecido ego" Date cuenta que eso no es en el fondo un pecado, es simplemente una gran tontería, es reafirmar tu elección de permanecer "de baja médica."
"¿Hasta cuándo, Hijo de Dios, vas a seguir jugando el juego del pecado? ¿No es hora ya de abandonar esos juegos peligrosos?¿Cuándo vas a estar listo para regresar a tu hogar?¿Hoy quizá? El pecado no existe. La creación no ha cambiado. ¿Deseas aún seguir demorando tu regreso al Cielo?¿Hasta cuándo, santo Hijo de Dios, vas a seguir demorándote?¿Hasta cuándo?
UCDM. L.pII.4:5
José V. Mandé.
Es imprescindible que lleguemos a ser conscientes de la parte de nuestra mente que se resiste a soltar el sistema de pensamiento del ego. No es por casualidad que tus resoluciones de elegir paz, de llevar a la práctica la enseñanza espiritual que acabas de sentir que es buena para ti, de recordar hacer las lecciones del día del Curso, de mirar a tu hermano con otros ojos, etc. etc. se dejen a un lado y, de repente, te encuentres de nuevo en medio del conflicto identificado plenamente con la marioneta que ha perdido la paz. No se trata de un retroceso en tu camino, sencillamente estás cobrando cada vez más mayor conciencia de esa parte de tu mente que aún elige estar "de baja médica."
¿Qué hacer entonces? ¡Nada! No tiene objeto luchar contra esa parte de tu mente, ya que si luchas, lo que terminas haciendo es lo que el Curso llama "dándole realidad al error" reforzando más en ti la creencia en tu mente separada. Simplemente, recuerda que no estás solo, pide ayuda para poder ver "por encima del campo de batalla" cuando te des cuenta que no estás en paz. El sólo mirar las ilusiones sin juzgaras es un gran paso, pero también has de poder ver la infelicidad que elegir en favor del ego te ocasiona. Sólo así podrás estar motivado a soltar las ilusiones, pues poco a poco te haces consciente del costo que abrigarlas te ocasiona. Es únicamente cuando no desees el propósito que las ilusiones apoyan como se pueden éstas dejar a un lado.
Cuando miras por encima del campo de batalla es cuando puedes observarte involucrándote en el conflicto, tomando partido por una parte y poniéndote en contra de la otra y, de repente, ya no eres más el espectador en paz, al lado de Jesús. Te has vuelto a identificar con la marioneta, has elegido nuevamente "darle vida a tu desfallecido ego" Date cuenta que eso no es en el fondo un pecado, es simplemente una gran tontería, es reafirmar tu elección de permanecer "de baja médica."
"¿Hasta cuándo, Hijo de Dios, vas a seguir jugando el juego del pecado? ¿No es hora ya de abandonar esos juegos peligrosos?¿Cuándo vas a estar listo para regresar a tu hogar?¿Hoy quizá? El pecado no existe. La creación no ha cambiado. ¿Deseas aún seguir demorando tu regreso al Cielo?¿Hasta cuándo, santo Hijo de Dios, vas a seguir demorándote?¿Hasta cuándo?
UCDM. L.pII.4:5
José V. Mandé.
Gracias José!!
ResponderEliminarde nada ;)
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