Pregunta: Si en realidad estamos viviendo un sueño, ¿qué sentido tiene entonces querer seguir soñando? Si en realidad todo lo que nos rodea es irreal, ¿qué sentido tiene seguir viviendo o soñando como lo quieras llamar?. Mi pregunta sería ¿qué sentido tiene esta vida-sueño? Porque si todo es irreal, ¿no seria mejor abandonar (suicidio) esta vida, simplemente para despertar y volver a nuestra fuente? No se si me explico es un poco lío jejejeje, Vicente, dime una razón desde la perspectiva de un curso de milagros, una razón para seguir viviendo, mejor dicho, soñando.
Respuesta: El Curso te advierte que "Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el cuerpo con el ser que Dios creó." T-27.VII.10:2. El pensamiento de que acabando con el cuerpo se termina el sufrimiento y se alcanza la paz es, desde lo que nos enseña el Curso, una tergiversación de su mensaje. Y, al igual que toda otra resistencia, es sencillamente un pensamiento que tenemos que observar sin juzgar, para poder compartir la percepción ---interpretación--- que el Espíritu Santo tiene de él.
Tenemos miedo del mensaje del Curso porque todavía albergamos el deseo de ser especial (es decir estar separado y ser autónomo y distinto de nuestra Fuente) y es con la práctica del perdón que dicho deseo disminuye y, por consiguiente, nuestra disposición para aceptar el mensaje del Espíritu aumenta.
¿Qué nos lleva a pensar que la causa en la mente (el deseo de ser especial) que la lleva a abrigar ilusiones acerca de sí misma desaparecerá con el cambio de forma en alguna de las ilusiones que abriga, como por ejemplo la muerte de un cuerpo? Por eso es necesario un entrenamiento mental como el que propone el Curso. Recordemos que este es "un curso acerca de causas y no de efectos" T-21.VII.7:8.
La manera de alcanzar la paz es abandonando la mentalidad que le dio origen al mundo y abrazar enteramente al Espíritu. El medio amable ---y que a la vez nos ahorra tiempo--- es la práctica del perdón que nos enseña el Curso ya que es la instrucción personalizada, el entrenamiento mental que trae a tu conciencia cómo estás abrigando al ego para así, poder dejar de abrigarlo. El Curso es muy claro en lo que hemos de hacer y nos recuerda que: "No aprovechas el Curso si te empeñas en utilizar medios que le han sido muy útiles a otros, y descuidas lo que se estableció para ti. Ahorra tiempo valiéndote únicamente de los medios que aquí se ofrecen, y no hagas nada más" T-18.VII.6:5,6.
El perdón requiere que no neguemos nuestras experiencias en donde parezcamos encontrarnos. Cada una de ellas ha tenido el propósito original de reforzar nuestro sueño de estar separados (a nivel de la mente) del Creador y, por lo tanto, es necesario poderlas mirar con el Espíritu Santo para que Él les pueda cambiar el propósito y enseñarnos, a través de ellas que nuestro verdadero deseo y verdadera Voluntad es una con la de Dios. Quien aprende esto es la mente, no el cuerpo que creemos ser. Nuestras experiencias en este mundo son sencillamente las oportunidades que ahora tenemos para poder ser conscientes de las intenciones de nuestra mente (la única mente que somos) y elegir en contra del ego, ("negando así la negación de la verdad" T-12.II.1:5) al poder verlo sin juzgarlo, entregándoselo al Espíritu, permitiéndonos aprender las lecciones de perdón personalizadas a Su cargo.
A cargo de la interpretación del Espíritu, nuestras experiencias en esta "vida" se convierten en las aulas donde podemos recordar el Amor y la Felicidad que somos. Esa es la utilidad que tiene vivir según el perdón, aprendiendo el arte de estar en el mundo sin ser del mundo. El miedo y el conflicto que en muchos casos aparece en nuestra práctica del perdón no es por causa del Espíritu sino porque no estamos aún dispuestos a ser consistentes y oscilamos entre el ego y el Espíritu.
Pues... ¡nos damos cuenta y entonces elegimos de nuevo! De eso va el perdón.
Podría ser de tu interés una respuesta que dio Ken Wapnick concerniente al tema de la muerte y el suicidio. La puedes encontrar traducida al castellano en este enlace: Punto de vista de Un Curso de Milagros acerca del suicido.
José Vicente Mandé.