martes, 22 de diciembre de 2015

Karma...


 El Karma no es otra cosa que la repetición de una obsesión de la mente errada (ego) para no dejar a un lado el aprecio que le tiene a la idea de la culpa.

La única Causa es Dios y, Su Hijo, es por siempre Su Efecto. Cualquier otra relación causa-efecto no es real y, por lo tanto, no tienes porqué estar encadenado a ella, salvo si así lo deseas.

El perdón es el proceso que te libera al devolver a tu conciencia el hecho de que "no te gobiernan otras leyes que las de Dios"
"El ego no es más que la idea de que es posible que al Hijo de Dios le puedan suceder cosas en contra de su voluntad y, por ende, en contra de la Voluntad de Su Creador, la cuál no puede estar separada de la suya" T.21.II.6:4
El Karma y las pruebas por las que pasamos, no son otra cosa que oportunidades de cobrar mayor conciencia del papel que jugamos en la fabricación de nuestra experiencia y de que contamos con el poder de rectificar nuestras previas elecciones erróneas [por el ego]
Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que dónde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y liberarte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo". T.31.VIII.3:1,2
El Karma nos da la oportunidad de elegir amor donde antes habíamos elegido el odio. Es la razón por la que ahora tenemos necesidad de un milagro. Quizás la mejor definición de milagro que nos pueda dar el Curso es la siguiente:
"El más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente" T.29.IX.6:1
Es nuestra elección el cambiar de mentalidad y permitir que la Razón [el Espíritu Santo] corrija amablemente TODOS los errores de nuestra mente. Por muy imposible que parezca, "No hay grados de dificultad en los milagros" (T.1.I.1;1) Ante la tentación de seguir eligiendo las leyes del pecado, Jesús nos recuerda... "¡Cuán absurdo y demente es pensar que un milagro pueda estar limitado por las mismas leyes que vino a abolir! (T.27.VI.6:3)