martes, 5 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: El punto de vista del Curso acerca del suicidio

Pregunta#135: las siguientes cuatro preguntas tratan el tema del suicidio, por lo que serán respondidas a la vez.
i) ¿Podrías por favor comentar el punto de vista que tiene el Curso acerca del suicidio?
ii) ¿Cuál es la manera “correcta” de lidiar con el suicidio?, vista según Un Curso de Milagros.
iii) Mi abuelo se suicidó. La muerte, nuestra separación de Dios ---todo constituye una ilusión. ¿Es el suicidio algo erróneo? ¿O es más bien el estado mental ---sentirse separado de Dios--- mientras cometes el suicidio lo que es un error? ¿Qué le sucede a los que se suicidan? ¿Regresamos de una manera automática a nuestra unicidad con Dios cuando no estamos en la ilusión del mundo?
iv) Mi esposa se suicidó recientemente. Ella y yo fuimos estudiantes de Un Curso de Milagros. Algunas veces me pregunto, si es que todo esto es una ilusión, ¿qué propósito puede entonces tener permanecer vivo? ¿Porqué deberíamos entonces luchar con esta vida que no es parte del mundo real? ¿Qué propósito podría tener todo esto?

Respuesta: Desde la perspectiva del Curso, todas las muertes son en realidad un suicidio. Ya que, tal y como Jesús lo dice en el Curso, “nadie puede morir a menos que elija la muerte” (T.19.IV.C.1:4), y luego, más adelante, “…nadie muere sin su propio consentimiento. Jamás ocurre nada que no sea una representación de tus deseos, ni se te niega nada de lo que eliges” (W.pI.152.1:4,5).

Pero a la vez el Curso deja claro que la muerte es un pensamiento en la mente y que no tiene nada que ver con el cuerpo (ver por ejemplo, W.pI.163.1:1; W.pI.167.2:1-3). Ya que el ego mismo tiene su origen en un pensamiento demente e ilusorio de muerte ---la creencia de que podemos atacar a Dios con el propósito de arrebatarle nuestra existencia individual, separados de Él. Tal pensamiento representa no sólo un asesinato ---la muerte de Dios--- sino también un suicidio ---la muerte de nuestro verdadero Ser como Cristo. Así que lo que siga a continuación de este pensamiento demente en el mundo de cuerpos y en el comportamiento, no puede de modo alguno ser real o sano.

Debido a que el Curso siempre nos está diciendo que le prestemos atención al contenido y al propósito en lugar de la forma y la apariencia, toda muerte en el mundo proveniente de un pensamiento de ego, es vista siempre bajo la misma luz. El propósito del ego en toda muerte es demostrar que la separación es real y que, en el fondo, Dios nos ganó la batalla arrebatándonos la vida que le hemos robado a Él. Podemos resistir hasta que finalmente sucumbamos a fuerzas externas más poderosas, o podemos resignarnos a nuestra suerte y tomar nuestra vida con nuestras propias manos. No es relevante la forma en la que nos llegue la muerte, ya que el contenido es siempre el mismo ---nuestra frágil y dolorosa vida es nuestra sólo por un limitado período de tiempo antes de que inevitablemente la perdamos.

Por otra parte, si miramos con Jesús o con el Espíritu Santo, veríamos que toda muerte, incluyendo el suicidio, no es diferente en contenido sino en forma, al igual que toda elección que hacemos aquí en el mundo que esté basada en nuestra propia percepción de estar separados, aislados, en dolor, vulnerables y victimizados. Y sabríamos, no obstante, que ésa percepción es falsa, ya que está basada en una premisa incorrecta acerca de nosotros mismos, que somos este cuerpo, atrapado en un mundo cruel, que no es obra nuestra, luchando interminables batallas con el fin de poder encontrar un poco de paz y de felicidad es una situación sin esperanzas sobre la cual no tenemos ningún control.

Mayormente en la perspectiva del mundo, el suicidio acarrea un estigma y un juicio moral negativo asociado con ése acto, pero eso es simplemente parte de la defensa del ego, que insiste en que tanto la vida como un ente separado y la muerte de ese ente separado son reales. Desde la perspectiva del Curso, el pensamiento detrás del suicidio, si está basado en el ego [Jesús también deja claro en el Curso que la muerte puede ser elegida con la guía del Espíritu Santo (M.12.5; S.3.II)], es un error, una equivocación, pero nada más. No es un pecado, ni conlleva consecuencias negativas diferentes a lo que podría acarrear cualquier otra decisión basada en el ego como nuestro maestro ---todas ellas refuerzan la creencia en la culpa que inconscientemente estamos deseando mantener en nuestra mente como prueba de que la separación es real. Así que el suicidio no es un error mayor que, por ejemplo, el haber elegido nacer en el mundo. En ambos casos, estamos intentando lidiar con el problema de la culpa en nuestra mente enfocándonos en el aparente mundo externo a nosotros y en nuestro cuerpo, procurando así que no encontremos una solución. Estamos intentando resolver el problema de la separación en el mundo, como si el mundo fuese el problema, en lugar de buscar la solución en la mente donde el verdadero problema ---la creencia demente en el la separación--- se encuentra oculto.

Y así, si cometemos suicidio o morimos de cualquier otra forma, creyendo que la muerte es real, permaneceremos confinados en la creencia auto-impuesta de la separación del ego. La muerte no nos aparta del sistema de pensamiento del ego, ni de mundo que es su defensa. Es únicamente mirando al sistema de pensamiento del ego con la presencia sin juicios de Jesús o del Espíritu Santo a nuestro lado, decidiendo de una vez por todas que la idea de la separación no es algo que tenga valor alguno para nosotros, como podemos regresar a la experiencia de nuestra unicidad con Dios. Ya que este mundo en realidad no nos está privando de nada, no así nuestra elección de permanecer separado.

Aunque este mundo es una ilusión. al igual que nuestras vidas individuales aquí ---una vida que sentimos limitada entre el período de nuestro nacimiento hasta nuestra muerte--- el asunto es que no creemos nada de eso. Si creyéramos que sólo es una ilusión y supiéramos en verdad que su propósito es el de atacar a Dios y, por consiguiente, a nuestro Ser, entonces por supuesto que no pensaríamos de nosotros mismos como seres dentro de cuerpos. Pero el hecho de que todos vivimos la vida de ésa forma ---respirando, comiendo, bebiendo, recreándonos, etc.--- nos indica que, aunque intelectualmente podamos creer lo que Un Curso de Milagros nos dice, ciertamente no es nuestra experiencia.

Por consiguiente, el propósito que nos da el Espíritu Santo a los que estamos aquí, una vez que hemos nacido, es el de aprender Sus lecciones de perdón, incluyendo la lección última de que la muerte no es real. El mundo se vuelve un aula en la cual felizmente aprendemos lo que Él nos enseña. El deseo de abandonar el mundo lo único que hace es reforzar su realidad en nosotros. Después de todo, quién querría abandonar un lugar a menos de que primero crea que es real y desagradable. Esto es por lo que Jesús nos dice en el texto: “Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz” (T.27.VII.10:2). La verdadera paz no proviene de abandonar el mundo físico, sino como consecuencia de la práctica del perdón que deshace la culpa en la mente, que es la única causa del dolor y del sufrimiento así como de la creencia en la realidad de la muerte. Así que a medida que estemos dispuestos, y al ritmo que elijamos, emprendemos los pequeños pasos de perdón que nos harán regresar al eterno y glorioso Ser que nunca hemos podido haber destruido. El Ser que ha permanecido como nuestra Identidad independientemente de todas nuestras divagaciones sin sentido en las ilusiones de la muerte.

Link al original aquí.