miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Lidiando con el ansia de comer en exceso

Pregunta#655: He descubierto que la manera en la que ataco a la Filiación es comiendo demasiado. Tenía la sensación de que estaba preparado para mirar a la culpa mientras reducía lo que comía, con la esperanza de aminorar el miedo al Amor de Dios y no usar más esa forma particular de ataque. Me he encontrado conque es INCREIBLEMENTE difícil hacer eso, inclusive si ya sé cuál es el propósito que tiene el comer en exceso ---atacar al Hijo de Dios y mantenerlo alejado del Amor de Dios, o reforzar la separación.

Tengo la esperanza de que me puedas ayudar con este proceso. Cuando reduzco las cantidades que como, aparece una fuerte sensación de “hambre” que me sobrepasa. En ese punto pienso en recurrir al Espíritu Santo y “mirar” a la culpa en mi mente para que entonces pueda ver que no es real. Cuando lo intento, no obtengo pensamientos claros acerca de cómo debería hacerlo. El pensamiento que predomina es el hambre y la necesidad de ingerir una buena dosis de comida basura para que la sensación desaparezca. ¿Qué se quiere decir con mirar a la culpa? ¿Podrías darme algunas sugerencias de cómo puedo superar este obstáculo que se interpone entre la presencia del amor y yo? ¿Me puedes decir algunas “verdades” que pudiera usar para que me ayuden a perderle el miedo al amor y sobreponerme a ésta forma de ataque? 

Respuesta: Parcialmente lo has entendido bien, pero hay un aspecto importante del enfoque que haces con la comida, que podría interesarte reconsiderar a la luz de las enseñanzas de Un Curso de Milagros. No hay nada malo en tratar de erradicar un comportamiento adictivo basado en la culpa (como puede ser la gula, el beber, el jugar etc.), eso puede ser un muy útil primer paso. Pero si ése es tu objetivo principal, aunque reconozcas que se trata de un símbolo de tu ataque contra la Filiación, has ---según la perspectiva del Curso--- colocado la carreta delante de los caballos! Esto te sitúa dentro del gran número de estudiantes del Curso que intentan cambiar su comportamiento en lugar de cambiar sus mentes. Esto es sencillamente el deseo “normal” que albergamos mientras estamos más identificados con el cuerpo dentro del espacio y del tiempo, que con la mente fuera de ellos. Sin embargo éste deseo está perfectamente desempeñando su papel de la gran estrategia del ego, de mantener nuestra atención enfocada en el cuerpo (efecto) y relegando la causa (la mente) a un segundo plano.

Un enfoque alternativo, el cuál está en la línea del Curso acerca de poner el énfasis en el pensamiento en lugar del comportamiento, sería el que cambiaras tu objetivo de reducir la cantidad de comida que ingieres a simplemente observar los pensamientos que acompañan a tus antojos y tus atracones. Nosotros creemos que el problema es nuestro comportamiento destructivo, pero Jesús nos dice que el comportamiento destructivo es simplemente un síntoma del pensamiento destructivo subyacente de la culpa en la mente (T.2.VI.3). El comportamiento nos ayuda a reconocer que la culpa sigue soterrada en la mente, pero nuestro propósito, aunque no lo creamos, no consiste en cambiar el comportamiento ni tampoco la culpa, sino simplemente en reconocer la culpa y pedir ayuda para vernos a nosotros mismos de manera diferente. Como te puedes dar cuenta, el comer en exceso no es el ataque en sí mismo. El pensamiento que motiva a la gula es el ataque ---y ése pensamiento no es real. Si nuestro objetivo es cambiar a cualquiera de ellos, estamos entonces diciendo que tanto el pensamiento como su efecto ---el comer en exceso--- son reales. Obviamente, ya que ambos se sienten muy reales para nosotros, no podemos ser nosotros mismos quienes los deshagamos.

El pensamiento de la culpa puede ser experimentado como ansiedad, miedo, necesidad, escasez, insuficiencia, auto-odio, etc. El ego desea que hagamos nuestra interpretación específica ---que estamos hambrientos y que ansiamos la comida y que la manera de solucionar el problema es comer. El Curso nos hace una invitación a disociar el pensamiento del contexto específico y que reconozcamos que el pensamiento subyacente es en realidad una declaración que hacemos sobre nosotros mismos, que nos encontramos vacíos y que nos falta algo interiormente ---el amor que inconscientemente creímos pudimos desechar (T.30.III.1,2,3). Y éste pensamiento es la fuente de nuestra culpa. Si al final comemos o no, se vuelve irrelevante pues lo que en verdad importa es que tomemos consciencia del pensamiento subyacente que pudiera estar suscitando miedo y dolor. Aunque éste es un paso importante, tampoco queremos detenernos en él.

Por lo tanto, el proceso que menciona el Curso acerca de mirar con el Espíritu Santo o con Jesús no es otra cosa que consideremos lo que aparenta ser muy real y poderoso en nosotros ---nuestra culpa, en cualquier forma que aparente ser real para nosotros--- y lo miremos junto con la Presencia amable y no condenatoria de Jesús o del Espíritu Santo, que se encuentra a nuestro lado. Si conseguimos unirnos con Su amor en este proceso de mirar, sentiremos que nuestros sentimientos basados en la culpa reducen en algún grado su intensidad. La inversión que tenemos puesta en nuestro ego y en el ser que creemos que somos, los cuales están resguardados por nuestra culpa, es lo que determinará que tan dispuestos estaremos a que se nos libere de la culpa en cualquier momento dado. Es importante que no te juzgues a ti mismo si la sensación basada en la culpa no aparenta disminuir, simplemente continúa mirando tan honestamente como puedas y pide ayuda para poder verte a ti mismo bajo una luz diferente. Ya que lo que creemos acerca de nosotros mismos ---que somos unas criaturas pecadoras, culpables, débiles y limitadas--- es una mentira cuyo origen es el ego. Y la Presencia de Jesús y del Espíritu Santo en nuestras mentes es una prueba de que la versión del ego es una mentira, ya que nuestras mentes no podrían ser anfitrionas de Su amable Presencia si fuésemos los seres limitados que hasta ahora insistimos en ser. Este proceso de mirar a nuestra culpa y soltarla conlleva probablemente tiempo, así que es muy importante que tengamos paciencia con nosotros mismos. Con el tiempo, la necesidad de usar la comida para expulsar esos pensamientos incómodos, e incluso aterradores, puede que disminuya y la comida en sí misma tendrá menor importancia en cuanto a foco de atención se refiere.

Un tratamiento más elaborado acerca de este proceso y de estos temas puede encontrarse en "Overeating: A Dialogue" (un pequeño libro, también editado en formato audio) donde Ken Wapnick y tres estudiantes del Curso elaboran acerca de temas relacionados con la adicción a la comida y la preocupación con el sobrepeso.

Link al original aquí.