miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Qué significado tiene "... tú, que eres su efecto, no puedes ser su causa"?

Pregunta#677: Podrías por favor ayudarme a entender la sección VIII del capítulo 27, titulada “El Héroe del Sueño,” en particular, lo que significa el siguiente párrafo:

“...aunque el sueño en sí adopta muchas formas y parece presentar una gran variedad de lugares y situaciones en los que su “héroe” cree encontrarse, el sueño no tiene más que un propósito, el cual se enseña de muchas maneras. Esta es la lección que trata de enseñar una y otra vez: que el cuerpo es causa y no efecto. Y que tú que eres su efecto, no puedes ser su causa.” 

Respuesta: Lo que éste párrafo está diciendo es que el propósito que el ego le ha asignado al sueño es el de engañarnos al hacernos creer que cada uno de nosotros no es otra cosa que una figura aislada y sola en el sueño del mundo, cada uno con intereses separados y necesidades propias, en lugar de ser el soñador del sueño del mundo y de todas las figuras que lo pueblan. Si somos una figura ---un cuerpo--- en el sueño, entonces somos un efecto del sueño y el sueño es nuestra causa. Pero si somos el soñador, entonces somos la causa y el sueño/mundo es el efecto.

Para ayudarte a entender éste párrafo un poco mejor, considera lo que en verdad está sucediendo en la mente dividida y lo que el ego nos quiere hacer creer ---que aparece descrito en la cita que mencionas. El “tu” al que se está dirigiendo Jesús (y al que siempre se está refiriendo en el Curso) es nuestra mente, fuera del espacio y del tiempo, fuera del sueño. Es a la mente dividida del Hijo de Dios, la cual aparentemente aparece luego de habernos quedado dormidos y dar comienzo a nuestro sueño de separación. De la misma manera en la que tenemos la experiencia de nuestras pesadillas en nuestros sueños nocturnos, ahora no recordamos que somos el soñador en lugar de una de las figuras dentro del sueño, un cuerpo, el “héroe” del sueño. Hemos aceptado el cuerpo como nuestra identidad y ahora creemos que el resto del sueño ---el mundo--- es externo a nosotros mismos, fuera de nuestro control, ejerciendo su influencia en nosotros en contra de nuestra voluntad. Y al mismo tiempo, nosotros, como la mente que sueña, estamos fabricando todo este tinglado.

Esta confusión acerca de nuestra identidad es exactamente la creencia que el ego necesita conservar para poder así alcanzar su objetivo ---mantenernos durmiendo y soñando el sueño de la separación, y que nunca nos demos cuenta de que se trata de nuestro propio sueño. Es así como el mundo que aparentemente vemos externo a nuestro ser físico, el cual incluye a nuestros padres y a sus padres, etc., aparenta ser la causa del ser que creemos que somos ---el cuerpo. En otras palabras, el ego nos ha convencido de que nosotros, como un cuerpo que contiene un cerebro que puede pensar, reaccionar y sentir, somos el efecto del mundo, y entonces podemos atribuir el cómo nos sentimos a las interacciones que tenemos con ése mundo externo y con la gente que vive en él. No tenemos entonces que considerar la posibilidad de que nosotros, como una mente, no seamos el efecto sino la causa del mundo, del sueño. Y este subterfugio tiene un propósito deliberado, ya que ahora la causa de nuestra infelicidad, dolor y pérdida aparenta estar en el mundo/el sueño, en lugar de estar en la decisión que estamos haciendo dentro de nuestra mente para vernos a nosotros mismos separados del amor. Si realmente supiéramos que la causa es nuestra propia elección, no permaneceríamos durmiendo por mucho tiempo más y, el ego ---el pensamiento de la separación--- simplemente desaparecería.

Piensa de nuevo en los sueños que se tienen por la noche. Podemos tener cualquier clase de experiencias dentro de esos sueños que les atribuimos a otras figuras dentro de él y al “mundo exterior” a esas figuras mientras permanecemos soñando. Pero cuando despertamos, reconocemos que esos sentimientos no estaban siendo causados por nada dentro del sueño mismo sino por nuestra mente que estaba soñando todo el contenido del sueño, incluyendo la figura del sueño con la que soñamos que éramos al igual que todo lo demás que estaba aparentemente separado de esa figura. El sueño es uno, singular, una ilusión unitaria que continúa engañándonos acerca de la realidad mientras estamos aún en el sueño. Por lo tanto, uno de los principales objetivos de Jesús con el Curso es ayudarnos a entender la verdadera naturaleza de la relación causa/efecto, para que entonces podamos deshacer nuestra confusión y tarde o temprano recordar Quién somos en realidad, incluso más allá de la ilusoria mente dividida.

En un pasaje encantador en los comienzos del texto, Jesús nos hace un llamado: “Escucha, pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de Su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Si Mismo. Eso es lo único que existe y lo único que es real. Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás. Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y éstos te han confundido. Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello. Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque éstos dejarán de ser reales para ti. El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero” (T.6.IV.6).

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