miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Siento todavía conflicto cuando hablo (o me comparo) con personas de otro camino espiritual

Pregunta#606: He estudiado Un Curso de Milagros desde hace quince años. La lección que para mi se repite una y otra vez es que las diferencias no importan. Obviamente esto es un proceso y no es fácil. Mi experiencia es que me siento un poco apagado con esto del “calmadamente sonrío y no hago nada”. Aún me siento superior a otros cuando me identifico con lo que el Curso enseña al tiempo que escucho la postura que otros adoptan. Por otra parte, también me siento inferior cuando hablo con otros que están en un camino diferente, ya que aparentan estar muy unidos y en paz. Entiendo que el Curso diría que no necesita hacerse nada salvo mirar con Jesús a todo esto. Existe verdaderamente una lucha entre la mente recta y la mente errada y yo veo que, predominantemente, me encuentro en mi mente errada. Esto aparenta ser un proceso sumamente largo. Por lo menos estoy consciente de ello. ¿Podrías comentar acerca de esta experiencia? ¿Estoy confundiendo niveles? 

Respuesta: No da la impresión de que estás confundiendo niveles. La práctica del Curso puede a veces sentirse como un proceso muy largo. Pero el tiempo es relativo y quince años no es mucho, sobre todo si consideras todas las vidas que te ha tomado llegar a este estado de confusión! Comparar tu experiencia con la de otros, independientemente de que estén en tu mismo camino o en otro distinto, es ponerte en la linea de fuego del ego atrapándote a ti mismo en diferencias irrelevantes! Sencillamente no estamos en posición de juzgar nada de lo que nos esté sucediendo a nosotros ni a los demás, no importa cuán insultante pueda esto resultar para nuestros egos. Pero en nuestras mentes rectas, esa toma de consciencia puede ser un alivio, ya que nos libera de la carga de la responsabilidad de tener que entender lo que está sucediendo. Nada está sucediendo (T.18.IV.7)!

Date cuenta también de que la lucha entre la mente recta y la mente errada es unilateral. Únicamente es el ego quien lucha. El Espíritu Santo jamás lo hace (T.14.VII.5:2,3), ya que Él sabe la entera falta de poder del ego y que en realidad no existen motivos para la batalla. Esta observación puede ser la ayuda que necesites para relajarte y permitir que el proceso simplemente suceda. No es necesario forzar ni cambiar nada.

Debido a que la parte que nos toca desempeñar en este proceso es tan simple ---con lo cual no estamos diciendo que sea fácil--- nos sentimos siempre tentados a menospreciar el poder que tiene el simple acto de mirar a nuestro propio ego sin juicios. Nuestro ego, fervientemente avocado a mantener una actividad constante a cualquier precio, en su cruzada para corregir errores y hacer del mundo ---su hogar, no el nuestro--- un lugar mejor, se complace enormemente cada vez que menospreciamos la efectividad de nuestro simple papel. Pero tal y como se nos indica en el manual para maestros, un maestro de Dios puede darse el lujo de esperar cuando sabe que el desenlace está asegurado (M.4.VIII.1:1,2,3,4).

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