miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Yo no quiero ser un desdichado, ¿porqué Jesús dice en el Curso que soy un desdichado porque eso es lo que he deseado?

Pregunta#1254-i: En Un Curso de Milagros se afirma que “...todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí” (T.21.II.2:5). Ken, en uno de tus audios has dicho que si me encuentro atascado y me siento triste, es porque eso es lo que deseo. En esta vida estoy teniendo luchas y problemas con respecto a todo ---el trabajo, la familia, donde vivo etc., que sencillamente no parece posible todo esto me esté sucediendo porque yo desee todo este conflicto e infelicidad. Más bien siento que no deseo que mi vida sea así de difícil y que lo que ha sucedido y sucede en mi vida, ha estado completamente fuera de mi control. Me doy cuenta de que no sé lo que estoy haciendo o de cómo liberarme de toda esta desdicha. Cuando nos hacemos conscientes de que recibimos lo que hemos pedido, lo cual para algunos de nosotros es una vida infeliz, ¿cómo hacemos para cambiarla? ¿O se trata simplemente de mi lote en la vida? 

Respuesta: En primer lugar, Jesús no se está refiriendo a circunstancias ni eventos externos en el pasaje que citas; él está únicamente hablando acerca de nuestra interpretación o de cuál es nuestra experiencia acerca de lo que sucede en nuestras vidas. Él lo que quiere decir aquí es que verte a ti mismo como una víctima inocente de fuerzas externas es una interpretación. Representa un shock para la mayoría de los estudiantes el que, justo en la próxima frase, Jesús dice que sentirse así es auto-engañarse (T.21.II.2:6). Es verdad que no podemos controlar la mayoría de las cosas en el mundo: el clima, la velocidad de la luz, el trabajo, el mercado de la vivienda, las decisiones y acciones de los dictadores, etc., pero definitivamente si podemos controlar nuestra respuesta a esas fuerzas puesto que afectan nuestras vidas. Este es el nivel de responsabilidad al que Jesús se está refiriendo y para enfocar en eso nuestra atención, es para lo que se nos entrena, ya que ésa es la fase inicial en el proceso de recuperar el poder de nuestras mentes, el cual desechamos cuando elegimos creer en la idea de la separación en lugar de aceptar nuestra unión con Dios. Esto no quiere decir, sin embargo, que no debas tomar las medidas que puedas para mejorar tu situación en el mundo.

El aspecto fundamental es que la paz de Dios se encuentra dentro de nuestras mentes como una parte de nuestro mismo ser y, por consiguiente, es algo que no depende de nada fuera de nosotros. Nada puede arrebatárnosla ni mermarla, tal y como lo expresa Jesús en la lección “Mi salvación procede de mí”: “El aparente costo de aceptar la idea de hoy es el siguiente: significa que nada externo a ti puede salvarte ni nada externo a ti puede brindarte paz. Significa también que nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno” (W.pI.70.2:1,2; ver también W.pI.152). Esto es de hecho algo muy difícil de comprender para nosotros, pero es el corazón del mensaje radical de Jesús. Si la paz está dentro de nosotros en todo momento y nosotros no la experimentamos, sólo puede haber una razón para ello: nosotros mismos hemos elegido no hacerlo porque la oferta que nos hizo el ego nos pareció más atractiva en ese instante. En consecuencia negamos que hemos hecho esto y culpamos por nuestra pérdida de paz a cualquier otra cosa que no sea ésa decisión. Es cierto, tal y como dices, que no tiene ningún sentido que en verdad deseemos ser desdichados y estar en un conflicto constante, pero eso lo que quiere decir es que no estamos en contacto con la dinámica en nuestras mentes y que nos estamos engañando a nosotros mismos acerca de las razones por las que somos infelices.

Corregir esta confusión es un objetivo primordial de las lecciones en el libro de ejercicios ---por ejemplo, la lección 5 afirma “Nunca estoy disgustado por la razón que creo” (W.pI.5).

Basándonos en la estrategia del ego, lo que deseamos (en nuestra mente errada) es mantener nuestra existencia como individuos separados de Dios, pero no la culpa que eso conlleva; sin embargo, para alcanzar esa meta, el ego nos advierte que no podemos permanecer en nuestras mentes, ya que es ahí donde Dios nos daría alcance. Por lo tanto, debemos proyectarnos a nosotros mismos en otro estado y, (para abreviar una larga historia), ésa es la razón por la que tenemos la experiencia de ser cuerpos luchando por sobrevivir en un mundo que aparenta arrojarnos un problema tras otro. Entonces el mundo se vuelve el problema, y no la decisión que estamos tomando en nuestras mentes, puesto que ya dejamos de estar conscientes de que tenemos una mente. La estratega del ego ha dado entonces resultado ---aparentemente. Por este motivo, en Un Curso de Milagros, Jesús expone este complot totalmente y nos enseña cómo acabar con nuestro sufrimiento mediante la práctica del perdón.

Preocupaciones similares han sido expresadas por otros estudiantes. Podrías encontrar de utilidad leer las respuestas a las preguntas #980, #1353 y #1359.

Link al original aquí.