Pregunta#1254-i: En
Un Curso de Milagros se afirma que “...todo lo que parece sucederme yo
mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí” (T.21.II.2:5).
Ken, en uno de tus audios has dicho que si me encuentro atascado y me
siento triste, es porque eso es lo que deseo. En esta vida estoy
teniendo luchas y problemas con respecto a todo ---el trabajo, la
familia, donde vivo etc., que sencillamente no parece posible todo esto
me esté sucediendo porque yo desee todo este conflicto e infelicidad.
Más bien siento que no deseo que mi vida sea así de difícil y que lo que
ha sucedido y sucede en mi vida, ha estado completamente fuera de mi
control. Me doy cuenta de que no sé lo que estoy haciendo o de cómo
liberarme de toda esta desdicha. Cuando nos hacemos conscientes de que
recibimos lo que hemos pedido, lo cual para algunos de nosotros es una
vida infeliz, ¿cómo hacemos para cambiarla? ¿O se trata simplemente de
mi lote en la vida?
Respuesta:
En primer lugar, Jesús no se está refiriendo a circunstancias ni
eventos externos en el pasaje que citas; él está únicamente hablando
acerca de nuestra interpretación o de cuál es nuestra experiencia acerca
de lo que sucede en nuestras vidas. Él lo que quiere decir aquí es que
verte a ti mismo como una víctima inocente de fuerzas externas es una
interpretación. Representa un shock para la mayoría de los estudiantes
el que, justo en la próxima frase, Jesús dice que sentirse así es
auto-engañarse (T.21.II.2:6). Es verdad que no podemos controlar la
mayoría de las cosas en el mundo: el clima, la velocidad de la luz, el
trabajo, el mercado de la vivienda, las decisiones y acciones de los
dictadores, etc., pero definitivamente si podemos controlar nuestra
respuesta a esas fuerzas puesto que afectan nuestras vidas. Este es el
nivel de responsabilidad al que Jesús se está refiriendo y para enfocar
en eso nuestra atención, es para lo que se nos entrena, ya que ésa es la
fase inicial en el proceso de recuperar el poder de nuestras mentes, el
cual desechamos cuando elegimos creer en la idea de la separación en
lugar de aceptar nuestra unión con Dios. Esto no quiere decir, sin
embargo, que no debas tomar las medidas que puedas para mejorar tu
situación en el mundo.
El
aspecto fundamental es que la paz de Dios se encuentra dentro de
nuestras mentes como una parte de nuestro mismo ser y, por consiguiente,
es algo que no depende de nada fuera de nosotros. Nada puede
arrebatárnosla ni mermarla, tal y como lo expresa Jesús en la lección
“Mi salvación procede de mí”: “El aparente costo de aceptar la idea de
hoy es el siguiente: significa que nada externo a ti puede salvarte ni
nada externo a ti puede brindarte paz. Significa también que nada
externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo
alguno” (W.pI.70.2:1,2; ver también W.pI.152). Esto es de hecho algo
muy difícil de comprender para nosotros, pero es el corazón del mensaje
radical de Jesús. Si la paz está dentro de nosotros en todo momento y
nosotros no la experimentamos, sólo puede haber una razón para ello:
nosotros mismos hemos elegido no hacerlo porque la oferta que nos hizo
el ego nos pareció más atractiva en ese instante. En consecuencia
negamos que hemos hecho esto y culpamos por nuestra pérdida de paz a
cualquier otra cosa que no sea ésa decisión. Es cierto, tal y como
dices, que no tiene ningún sentido que en verdad deseemos ser
desdichados y estar en un conflicto constante, pero eso lo que quiere
decir es que no estamos en contacto con la dinámica en nuestras mentes y
que nos estamos engañando a nosotros mismos acerca de las razones por
las que somos infelices.
Corregir
esta confusión es un objetivo primordial de las lecciones en el libro
de ejercicios ---por ejemplo, la lección 5 afirma “Nunca estoy
disgustado por la razón que creo” (W.pI.5).
Basándonos
en la estrategia del ego, lo que deseamos (en nuestra mente errada) es
mantener nuestra existencia como individuos separados de Dios, pero no
la culpa que eso conlleva; sin embargo, para alcanzar esa meta, el ego
nos advierte que no podemos permanecer en nuestras mentes, ya que es ahí
donde Dios nos daría alcance. Por lo tanto, debemos proyectarnos a
nosotros mismos en otro estado y, (para abreviar una larga historia),
ésa es la razón por la que tenemos la experiencia de ser cuerpos
luchando por sobrevivir en un mundo que aparenta arrojarnos un problema
tras otro. Entonces el mundo se vuelve el problema, y no la decisión que
estamos tomando en nuestras mentes, puesto que ya dejamos de estar
conscientes de que tenemos una mente. La estratega del ego ha dado
entonces resultado ---aparentemente. Por este motivo, en Un Curso de
Milagros, Jesús expone este complot totalmente y nos enseña cómo acabar
con nuestro sufrimiento mediante la práctica del perdón.
Preocupaciones
similares han sido expresadas por otros estudiantes. Podrías encontrar
de utilidad leer las respuestas a las preguntas #980, #1353 y #1359.
Link al original aquí.