lunes, 8 de enero de 2018

Preguntas y respuestas Facim: Abusos en la infancia...

Pregunta #200:  Estoy en mi primer año de trabajo con UCDM.  En mi infancia, abusaron sexualmente de mi. La vergüenza tan intensa que siento por ello ha hecho que mis relaciones sean difíciles. Con cada nuevo fracaso al intentar conservar o mantener una relación, se vuelve todo cada vez más difícil. No estoy en contra de estar en un proceso continuo para perdonar a quienes abusaron de mi.  Pero mis dificultades de vida parecen sugerir que tengo que continuamente perdonarme yo. ¿Hay alguna forma en la que pueda abordar esto, específicamente en mi relación renovada con Dios?

Respuesta: Es tu ego el que te ha convencido que la vergüenza que sientes ahora se debe a los sucesos traumáticos y abusos sufridos en tu infancia. Es así como el problema permanece sepultado en el pasado, donde es imposible que pueda ser deshecho. No eres la única persona que piensa de esta manera. Éste es el propósito del mundo: que no nos demos cuenta que donde de verdad está el problema es en la mente –la única fuente y origen de la culpa y la vergüenza– y no en los eventos pasados de nuestras vidas donde no podemos hacer nada para revertirlos.

No quiero decir tampoco que esos sucesos no hayan sido terribles, ni que no vayas a estar asediada por todos los pensamientos relacionados con esa experiencia. Lo que el Curso te ofrece es otra manera –en el presente– de mirar todo lo ocurrido para que no tenga el poder sobre tu vida y tu mente que ha tenido hasta ahora.

La culpa acerca del pensamiento que deseamos y pudimos separarnos del amor se encuentra profundamente enterrada en nuestra mente; dicha culpa es la verdadera causa de toda vergüenza, una vergüenza tan intensa que nos lleva a creer que no merecemos ser amados, que toda una vida que comienza con abusos por parte de quienes se supone deberían ser responsables de nosotros, es un castigo adecuado por el “crimen” de haber abusado del amor. Llevamos a cuesta la creencia de ser gravemente defectuosos de alguna manera y ésa es la causa real de la vergüenza.

Nunca revertimos esto y miramos la causa de la vergüenza en nuestra mente, donde el amable apoyo de Jesús –el símbolo del Amor de Dios en la mente– nos llevaría a cuestionarnos la validez de esta auto-condena originaria. En lugar de eso, nuestra atención queda desplazada y enfocada hacia el mundo de los cuerpos y , la vergüenza, queda asociada con el haber estado indefenso contra los abusos que otros sobre los quienes no teníamos ningún poder o control cometieron con nosotros. Y entonces esa parece ser la vergüenza que está envenenando enteramente nuestra vida y el motor de todas las relaciones en las que nos embarcamos buscando el amor que anhelamos pero que no tenemos.  La buena noticia que nos trae el Curso es que el problema no está donde lo estamos percibiendo –en el mundo de los cuerpos– sino en nuestra mente donde también se encuentra la solución (el perdón).

Y es ahí donde tu renovada relación con Dios y su representante, Jesús, y su Curso, te ofrecen esperanzas. Ya que a medida que estés dispuesta a dejar al descubierto la culpa y vergüenza ontológica a la cual apunta la vergüenza de tu vida personal y mirarlo todo con el amor de Jesús a tu lado, te irás gradualmente permitiendo reconocer que no hay nada por lo que tengas que estar avergonzada. Ya que con el amor de Jesús a tu lado comenzarás a reconocer que tú no has abandonado ni traicionado al amor y que el amor tampoco te ha abandonado ni traicionado a ti.

Para comentarios acerca del perdón de los perpetradores, ver también la pregunta #174.



Fuente: http://facimoutreach.org/qa/questions/questions39.htm#Q200