Son pequeños pasos, gestos de apertura, las señales las da la paz.
La confianza se construye y el Espíritu está encantado de probarse digno de ella. Las zancadas son por lo general maniobras dilatorias. El 'gran paso' lo da Dios.
La certeza es innegable, la sensación de estar recorriendo el camino que anhela tu corazón se hace presente y ahora no te importa cuánto tardes. Estás cuidado, no caminas solo y lo sabes.
"...No nos preocupemos demasiado por objetivos para los que todavía no estás listo. Dios te acepta en el nivel en el que estás y te da la bienvenida. ¿Qué más puedes desear, cuando esto es todo lo que necesitas?" UCDM. M.26.4:9-11