miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Cómo puedo exactamente elegir al Espíritu Santo?

Pregunta#491: En Un Curso de Milagros se nos dice que debemos elegir entre dos maestros: El Espíritu Santo o el ego. Yo elijo al Espíritu Santo, pero cómo puedo de verdad hacerlo? Ya que no conozco el significado de nada, cómo puedo saber cuándo me está el Espíritu Santo enseñando?


Respuesta: Elegimos al Espíritu Santo cuando honestamente tenemos la disposición de mirar a nuestros pensamientos de ataque y juicios, con la intención de que Él los pueda transformar. Esto requiere que reconozcamos las defensas que empleamos para mantener vigente nuestro feroz apego a la creencia en la separación y en la realidad del mundo y del cuerpo. Aunque el Curso nos dice que en realidad no sabemos el significado de nada, nosotros pensamos que sí lo sabemos. Hemos hecho un acuerdo con el ego de que nuestros ataques junto con nuestros sentimientos de rabia, resentimientos y victimización están justificados. Nosotros creemos en nuestra identidad como cuerpos. Creemos que las situaciones externas a la mente pueden tener un efecto en nosotros y que pueden arrebatarnos nuestra paz. El que nos cuestionemos esas creencias y la interpretación que tenemos de nuestras experiencias, permitiendo la posibilidad de que estuviésemos incluso equivocados, invita al Espíritu Santo a ofrecer Su interpretación. Esta nueva interpretación es el proceso del perdón. Aceptamos Sus enseñanzas con cada aplicación del perdón en nuestras relaciones y en los eventos de nuestra vida.

El primer paso es prestar atención a cualquier sentimiento perturbador o de enfado, reconociendo que su verdadera fuente es una elección de separación hecha en la mente y no la situación externa que aparentemente nos haya perturbado. Es a causa de que estamos ferozmente apegados a nuestras creencias por lo que hacer esto no nos resulta fácil. Afortunadamente, Jesús nos dice que no tenemos que hacerlo perfectamente: “No es necesario que estés enteramente dispuesto a ello porque Él [el Espíritu Santo] lo está” (T:11.II.6:6). Sin importar qué tan vacilante puedas tomar este primer paso de cuestionarte las interpretaciones que hagas de tus experiencias y tus relaciones, al Espíritu Santo le basta conque le permitas entrar. Se nos pide que hagamos nuestra parte y nada más: “No acudas al ego para nada. Eso es lo único que necesitas hacer. El Espíritu Santo por Su Propia iniciativa, ocupará toda mente que, de esta manera, le haga sitio” (T.14.XI.13:5,6).

Link al original aquí.