miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Cómo puedo saber en qué "curso", maestro o cuál espiritualidad creer?

Pregunta #526: Recientemente leí un libro cuyo autor, un yogi reconocido, afirma que Dios le dijo que Él (Dios) está proyectando el mundo para sus propios fines. Sin embargo, en Un Curso de Milagros Jesús dice que somos nosotros quienes estamos proyectando el mundo. Con tanta gente, en el pasado y en el presente, afirmando que “escuchan a Dios” o que “canalizan” a Jesús cómo podemos nosotros saber a quién creer, especialmente cuando, a pesar de su aparente sinceridad y buena voluntad, muchos dicen cosas diametralmente opuestas, tal como la citada anteriormente? 

Respuesta: Es siempre una equivocación buscar la consistencia a nivel de la forma o símbolos en las diferentes espiritualidades. Es en el contenido únicamente donde puede encontrarse la consistencia. Esto no tiene nada que ver con teología o metafísica. Incluso en el Curso podemos ver que Jesús es inconsistente en las cosas que dice acerca del perdón, la sanación y el milagro y acerca del cuerpo y la mente. Pero su contenido es firmemente puro. Jesús reconoce que quienes busquen controversia dentro de las enseñanzas del Curso la encontrarán (C.in.2,3).

Por lo que un maestro espiritual, proveniente de una tradición y de un conjunto de símbolos y mitos muy diferentes a los del Curso, inevitablemente afirmará cosas incompatibles e incluso contradictorias a las enseñanzas del Curso. Y qué es entonces lo que podemos hacer acerca de éstas afirmaciones aparentemente paradójicas? La respuesta no reside en un análisis de las distintas formas de enseñanza sino más bien en una evaluación honesta de tus propias reacciones acerca de las enseñanzas, reconociendo que no todo el mundo tendría la misma respuesta. El sistema de pensamiento del ego es uno de fragmentación y diferenciación. Ya que el Espíritu Santo se vale para sanar de lo que el ego ha fabricado para separar, cada uno de nosotros trabajaremos del marco de símbolos diferenciados que sean mayormente significativos para nosotros. Jesús reconoce esto al principio del manual cuando observa que “Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal. Existen muchas otras formas, todas con el mismo desenlace” (M.1.4:1,2) .

Ya que la clave en la propia búsqueda de un camino espiritual no consiste en ir y encontrar la verdad ahí afuera ---no existe el ahí afuera (nuestras disculpas a los aficionados a la serie expedientes X)--- sino en estar abierto a encontrar y seguir el camino con el cual resuenas personalmente, que te habla en los símbolos y metáforas que tienen sentido para ti. Ninguno de ellos es real, así que lo que verdaderamente importa es que reconozcas el camino que te servirá como un medio para poder ir más allá de toda forma y símbolo, incluso si no eres capaz de reconocer ese propósito cuando comienzas con sus enseñanzas. Por esta razón, no tiene ningún sentido intentar persuadir a nadie acerca de la verdad o falsedad de ninguna enseñanza espiritual. Al final, la única cosa que puede ser cierta es esa que trasciende todo símbolo, toda teología y todo sistema metafísico. Muchos caminos llevan a la misma experiencia de unicidad, pero esto no quiere decir que dichos caminos sean intercambiables para el individuo. Es una buena idea entonces respetar y no juzgar otros caminos sin olvidar que tu meta es encontrar lo que mejor te sirva y seguirlo. Cualquier otra cosa, incluyendo el debate teológico, es “una defensa contra la verdad en la forma de una maniobra dilatoria” (C.in.2:3).

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