Pregunta #526:
Recientemente leí un libro cuyo autor, un yogi reconocido, afirma que
Dios le dijo que Él (Dios) está proyectando el mundo para sus propios
fines. Sin embargo, en Un Curso de Milagros Jesús dice que somos
nosotros quienes estamos proyectando el mundo. Con tanta gente, en el
pasado y en el presente, afirmando que “escuchan a Dios” o que
“canalizan” a Jesús cómo podemos nosotros saber a quién creer,
especialmente cuando, a pesar de su aparente sinceridad y buena
voluntad, muchos dicen cosas diametralmente opuestas, tal como la citada
anteriormente?
Respuesta:
Es siempre una equivocación buscar la consistencia a nivel de la forma o
símbolos en las diferentes espiritualidades. Es en el contenido
únicamente donde puede encontrarse la consistencia. Esto no tiene nada
que ver con teología o metafísica. Incluso en el Curso podemos ver que
Jesús es inconsistente en las cosas que dice acerca del perdón, la
sanación y el milagro y acerca del cuerpo y la mente. Pero su contenido
es firmemente puro. Jesús reconoce que quienes busquen controversia
dentro de las enseñanzas del Curso la encontrarán (C.in.2,3).
Por
lo que un maestro espiritual, proveniente de una tradición y de un
conjunto de símbolos y mitos muy diferentes a los del Curso,
inevitablemente afirmará cosas incompatibles e incluso contradictorias a
las enseñanzas del Curso. Y qué es entonces lo que podemos hacer acerca
de éstas afirmaciones aparentemente paradójicas? La respuesta no reside
en un análisis de las distintas formas de enseñanza sino más bien en
una evaluación honesta de tus propias reacciones acerca de las
enseñanzas, reconociendo que no todo el mundo tendría la misma
respuesta. El sistema de pensamiento del ego es uno de fragmentación y
diferenciación. Ya que el Espíritu Santo se vale para sanar de lo que el
ego ha fabricado para separar, cada uno de nosotros trabajaremos del
marco de símbolos diferenciados que sean mayormente significativos para
nosotros. Jesús reconoce esto al principio del manual cuando observa que
“Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a
aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal.
Existen muchas otras formas, todas con el mismo desenlace” (M.1.4:1,2) .
Ya
que la clave en la propia búsqueda de un camino espiritual no consiste
en ir y encontrar la verdad ahí afuera ---no existe el ahí afuera
(nuestras disculpas a los aficionados a la serie expedientes X)--- sino
en estar abierto a encontrar y seguir el camino con el cual resuenas
personalmente, que te habla en los símbolos y metáforas que tienen
sentido para ti. Ninguno de ellos es real, así que lo que verdaderamente
importa es que reconozcas el camino que te servirá como un medio para
poder ir más allá de toda forma y símbolo, incluso si no eres capaz de
reconocer ese propósito cuando comienzas con sus enseñanzas. Por esta
razón, no tiene ningún sentido intentar persuadir a nadie acerca de la
verdad o falsedad de ninguna enseñanza espiritual. Al final, la única
cosa que puede ser cierta es esa que trasciende todo símbolo, toda
teología y todo sistema metafísico. Muchos caminos llevan a la misma
experiencia de unicidad, pero esto no quiere decir que dichos caminos
sean intercambiables para el individuo. Es una buena idea entonces
respetar y no juzgar otros caminos sin olvidar que tu meta es encontrar
lo que mejor te sirva y seguirlo. Cualquier otra cosa, incluyendo el
debate teológico, es “una defensa contra la verdad en la forma de una
maniobra dilatoria” (C.in.2:3).
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