Pregunta #525:
Recientemente un amigo me hizo algo que realmente hirió mis
sentimientos. He estado intentando perdonarle pero al parecer no soy
capaz de sacarme ese incidente de mi cabeza. Así que fui a la lección
del libro de ejercicios que comienza con “Qué es el perdón” buscando un
remedio. No pude pasar de la primera frase: “ El perdón reconoce que lo
que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió”
Podrías por favor aclarar qué se qué se quiere decir con “nunca ocurrió”
o con “no sucedió”
Respuesta:
Lo que sea que haya sucedido en la forma entre tú y tu hermano, en
efecto ocurrió. El libro de ejercicios no está abogando por la negación
de nuestra experiencia en el sueño. Lo que tu hermano no hizo fue
arrebatarte la paz, ni causarte los sentimientos que tienes. Eso solo
puede suceder como resultado de una decisión en la mente de elegir en
contra de la paz, eligiendo creer que la separación es real. Esto
significa elegir al ego como maestro, aceptando la interpretación del
ego acerca de lo que sucede en el sueño de la separación. La creencia de
que las circunstancias externas son la causa del conflicto interno es
fundamental para el sistema de pensamiento del ego. A esto es a lo que
Un Curso de Milagros se refiere como magia y pensamiento invertido. El
milagro, por otra parte, es el reconocimiento de que nada externo tiene
de manera alguna efectos sobre nuestra paz.
Una
de las metas más importantes del Curso, si es que no la más importante,
es el enseñarnos que tenemos una mente con el poder de elegir. Es este
poder de elegir lo que consiste el cimiento del principio de causa y
efecto. La frase que citas del Curso es una de las muchas formas en las
que el Curso enseña éste principio. Pensaste que tu hermano era la causa
de tu perturbación al herirte. Eso no es lo que sucedió. Lo que sí
ocurrió es que anterior a cualquier evento externo con tu amigo, hiciste
una elección en tu mente de identificarte con el ego creyendo que eres
un individuo separado en un cuerpo, en lugar del inocente Hijo de Dios
quien es espíritu, tal y como Dios lo ha creado. Ese es el punto en
donde en verdad estabas. La culpa por haber tomado esa decisión es ahora
proyectada fuera de la mente en la forma de reacciones a todas las
situaciones perturbadoras que se encuentran en las relaciones y en el
mundo.
Cuando
atacamos nuestra verdadera Identidad como el Hijo de Dios al
identificarnos con el ego, no podemos sino ser heridos por todo y por
todos en el sueño. Estamos literalmente “bajo ataque,” pero se trata de
nuestro propio ataque, tal y como Jesús nos lo dice en el texto: “ Todo
ataque es un ataque contra Uno Mismo. No puede ser otra cosa. Al
proceder de tu propia decisión de no ser quien eres, es un ataque contra
tu identidad. Atacar es, por lo tanto, la manera en que pierdes
consciencia de tu identidad, pues cuando atacas es señal inequívoca de
que has olvidado quién eres. (T.10.II.5:1,2,3,4). Si la causa de cómo
nos sentimos es una elección llevada a cabo en la mente, entonces no
podemos ser la víctima de la gente o de las circunstancias fuera de la
mente (W.pI.31); no podemos ser heridos por nada externo. Por
consiguiente, “No hay nada que perdonar. Nadie puede herir al Hijo de
Dios” (T.14.III.7:5, 6). El perdón comienza con la disposición para
reconocer este proceso y ver a la mente ---y no a tu hermano--- como la
verdadera causa de tu herida. Aceptar que tu no puedes ser herido es la
amabilidad del perdón que te es ofrecida tanto a ti como a tu amigo.
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