Pregunta#806: Estoy
teniendo problemas con el concepto “no luches contra ti mismo” que
encontramos en Un Curso de Milagros (T.30.I.1:7). Es evidente que el ego
no permitirá que soltemos fácilmente ninguna de sus creencias y estoy
teniendo dificultades en aceptar el punto en el que ahora me encuentro, y
que cuando esté preparado, es cuando seré capaz de abrazar cada vez más
una visión más santa. ¿Qué puede hacer un padre que tiene un niño
discapacitado y que se siente abrumado por lo que es percibido por todo
el mundo como una tremenda carga? Me doy cuenta de que es en etapas
avanzadas donde uno sería capaz de ver el milagro que se encuentra
detrás de esto, pero ¿qué hacer en el caso de que el padre se esfuerce
en llegar a esos estados avanzados y simplemente no pueda? Uno no puede
deshacerse de un niño.
Respuesta:
Lo que ayuda a aliviar la sensación de estar sobrecargado con una
responsabilidad tan sobrecogedora como la que describes, es ver ahora la
situación como un aula de clases en la cual puedes elegir al maestro
del que quieres aprender. En el caso de que se proceda a aprender del
ego, es inevitable que te sientas tentado a verte a ti y a tu hijo en
una relación de víctima-victimario, impregnada de conflictos y de
sacrificios. Con Jesús como maestro, puedes ahora ver esto como una
oportunidad de aprender que tu paz interna no puede ser afectada por
ésta ni por ninguna otra situación externa. No pierdas de vista que este
es el objetivo idóneo hacia el cuál se dirigirán tus esfuerzos pero es
fundamental que no niegues tus sentimientos presentes. El proceso
consiste en que traigas a la presencia amorosa de Jesús tus percepciones
y sentimientos de frustración, impaciencia y victimismo, donde sabrás
que eres amado y aceptado tal como eres. El amor de Jesús no te juzgará
---amor y condenación son mutuamente excluyentes--- y podrás entonces
aprender a no juzgarte a ti mismo o a tu hijo. No es malo tener estos
sentimientos y ello no quiere decir que le estás fallando al Curso. La
paciencia que tengas contigo mismo será un reflejo de la dulzura con la
que nos cuida Jesús, quién sabe que en última instancia el ego no es
nada, y que por lo tanto no deberíamos perturbarnos con los ataques del
ego.
Esta
actitud de mansedumbre podría guiarte a buscar ayuda en el cuidado de tu
hijo para que quizás puedas pasar algo de tiempo alejado de la
situación estresante. No hay ninguna ventaja espiritual en permanecer en
una condición estresante cuando es posible algo de alivio. Buscar
alivio en situaciones que sean emocional y físicamente agotadoras es
completamente normal, como lo haríamos por ejemplo en el caso de un
esguince de tobillo o de una quemadura en un dedo. Jesús en realidad nos
alienta a que usemos este tipo de enfoques a medida que seguimos con
nuestro trabajo de ascender en la escalera espiritual (ver T.2.IV.4,5).
Siguiendo este enfoque amable te ayudará a evitar la tentación de
“luchar contra ti mismo.”
Link al original aquí.