Pregunta#317:
Cuando el otro día leí acerca del virus ‘SARS’ y de cómo ataca las
células, mis pensamientos viajaron hasta el ataque en Iraq y luego, a mi
propia historia de víctima a manos de mis vecinos (y a los
consiguientes ciclos de ataque/defensa). Podrías por favor comentar
acerca de cómo se aplica el perdón a cualquiera de estas situaciones y a
la relación que existe entre ellas?
Respuesta:
Estás en lo cierto cuando asocias esas 3 formas distintas de ataque. El
perdón se aplica a cada situación de manera idéntica, porque en
contenido, todas ellas son lo mismo. En cada caso, hay víctimas
aparentemente inocentes que están siendo atacadas por fuerzas externas
(los verdugos), lo cual les produce sufrimiento. Todas las víctimas
entonces pueden hacer suyo, de manera justificada, el conocido lamento
del ego: “…Contémplame hermano, a tus manos yo muero” (T.27.I.4:6).
El
perdón, tal como es enseñado en el Curso de Milagros, nos pide que nos
volvamos conscientes de los sentimientos y de los juicios que emergen
cuando contemplamos cada uno de esos escenarios de ataque. Nuestras
reacciones nos indican las creencias que abrigamos acerca de nosotros
mismos como víctimas inocentes, y nuestros juicios acerca de los
verdugos. Se nos pide que en primer lugar reconozcamos esas creencias y
que entonces aprendamos a mirar más allá de las apariencias externas
hacia la verdadera fuente de nuestro sufrimiento, la cual no es otra
cosa sino una decisión en la mente de hacer que la separación sea real.
El perdón comienza tomando responsabilidad de esta elección y de sus
efectos (sentirte atacado y victimizado), sin culpar a nadie ni a nada
externo a la mente. Esto es lo que el Curso quiere decir con “…perdona
al Hijo de Dios por lo que no ha hecho”(T.17.III.1:5). Cualquier ataque
que se perciba, independientemente de la forma que pueda tomar, es
siempre un reflejo del ataque que se ha hecho sobre nuestra Identidad
como Hijo de Dios eligiendo la separación en la mente. Esto es cierto
para nosotros y también lo es para cualquier otro que percibamos
sufriendo a manos de otros. Aquí por “otros” entendemos ejércitos,
virus, vecinos, desastres naturales, etc. Nuestra responsabilidad como
estudiantes del Curso es reconocer en nosotros y los demás el poder de
la mente para elegir. Una vez que hayamos hecho eso, podemos entonces
reconocer que todos podemos usar el mismo poder de la mente para hacer
otra elección diferente. Mientras tanto, no neguemos nuestros
pensamientos, sentimientos y juicios acerca de la situación tal como la
percibimos, para poderlos llevar al Espíritu Santo, entonces nuestras
mentes se liberan para ser guiadas para actuar de la manera mas amorosa.
Link al original aquí.