miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Puedo estar en paz en algunas situaciones difíciles, pero no en otras. ¿Porqué?

Pregunta#509: Casi he tenido éxito, cuando no en mi cuerpo pero si en espíritu, y por lo tanto como uno con la Filiación, en sentir amor cuando leía acerca de los reportes de los soldados asesinados en Iraq. Pero me es muy difícil cuando me pongo en los zapatos, como uno de la Filiación, en el lugar de las madres o padres de los heridos o asesinados. Por favor, ayúdame. 

Respuesta: Al ego no le importa si somos capaces de sentir paz en una situación difícil, siempre y cuando permanezcan otras situaciones en las cuales perdamos nuestra paz. Para el ego, todo es lo mismo. Ya que su objetivo oculto es mantenernos en conflicto. El ego prospera en medio de la creencia de que hay víctimas y verdugos. Y no importa si nos vemos a nosotros mismos o a otros con los que nos identifiquemos como las víctimas ---incluyendo los soldados de nuestro país y sus familias. Lo único que en realidad le importa al ego es que la dinámica de la victimización sea real para nosotros. Podemos también sentirnos unidos al verdugo ---como por ejemplo los insurgentes Iraquíes o los tan renombrados terroristas--- y aún sentir amor? Existe una manera de hacerlo, pero no es algo que podamos hacer por cuenta propia y en primer lugar necesitamos entender cuales son los obstáculos que hemos interpuesto entre nosotros y la paz.

Fabricamos el mundo con todas sus batallas y guerras, desde el nivel interpersonal hasta el internacional, para convencernos a nosotros mismos que el pensamiento de la separación es real pero que no somos los responsables de dicha creencia. Es por lo que aparenta haber fuerzas externas a nosotros ---separadas de nosotros--- que nos afectan en formas que no podemos controlar. En otras palabras, estos son los verdugos y nosotros las víctimas. La inversión que hemos puesto en este sistema de pensamiento es mucho mayor que lo que la mayoría de nosotros puede comenzar a comprender. Ya que es así como puede mantenerse la culpa acerca del dolor y del sufrimiento debido a cosas externas a nuestras mentes y entonces, perder de vista nuestro papel en haber elegido el dolor habiendo decidido en favor de la separación. Sin embargo, las dos elecciones ---separación y dolor--- están intrínsecamente e inevitablemente conectadas. De hecho, ellas son la misma elección. Pero es el objetivo del ego y, el propósito del mundo, mantener dicha relación fuera de nuestra consciencia.

Nunca seremos capaces de estar verdaderamente en paz ni poder experimentar el genuino amor de la Filiación hasta que no reconozcamos esa conexión y pidamos ayuda en deshacer nuestra creencia en la separación y en la realidad de nuestra propia culpa acerca de ella. Ya que en última instancia lo que sucede es que nos acusamos a nosotros mismos de habernos separado de Dios y de haber puesto en marcha un mundo de dolor y de sufrimiento. Pero mientras no estemos dispuestos a aceptar nuestra responsabilidad para que esa elección pueda ser deshecha, únicamente podemos forcejear y fracasar en encontrar amor y paz en situaciones que aparentan ser cualquier cosa menos pacíficas y amorosas.

La clave para sanar nuestra percepción de dolor en el mundo es aprender a reconocer que las situaciones externas no son nunca la causa de nuestra pérdida de paz. Es siempre la decisión de estar separados del amor que internamente hemos tomado en nuestras propias mentes. Y no podemos revocar esta decisión por nuestra cuenta simplemente eligiendo vernos a nosotros mismos como uno con otros. Primero debemos mirar a nuestra inversión en vernos a nosotros mismos separados pero sin ser responsables de ello, en cualquier forma que lo pudiéramos hacer real en nuestras vidas. Mediante la unión en nuestra mente con Jesús o el Espíritu Santo, podremos aceptar sin culpa la corrección de nuestra creencia en la separación, puesto que Ellos no abrigan contra nosotros ningún tipo de juicio por el demente e imposible pensamiento de que hemos atacado el amor con nuestro deseo de estar separados. Si la culpa en nuestra propia mente es sanada, la cual es la fuente de nuestro dolor, no volveremos a ver el dolor ni el sufrimiento del mundo salvo como el estado delirante que resulta de la falsa decisión que cada fragmento de la Filiación está tomando sobre sí mismo, tal y como lo hemos estado haciendo.

Hay una preciosa oración que se encuentra en los comienzos de Un Curso de Milagros y que puede servirnos como un recordatorio muy útil de lo que siempre se trata este proceso de elegir entre el ego y el Espíritu Santo:

“Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz. Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra. Quiero tomar otra decisión, porque deseo estar en paz. No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada. Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mi” (T.5.VII.6:7,8,9,10,11).

Para otras respuestas acerca de la guerra en Iraq y la guerra en general, ver el último párrafo de la pregunta #37 así como también las preguntas #143 y #239.

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