Pregunta#457: Estudio el Curso desde 1997 y, aunque entiendo la teoría,
desafortunadamente no puedo trasladar esa teoría a las situaciones de
mi vida. Por una serie de circunstancias, estoy casi en la ruina y la
bancarrota. Yo leo la lección que dice que me haga a un lado y deje que
el Espíritu Santo me señale el camino. Cómo haces eso? Cómo puedes saber
que de verdad se trata del Espíritu? He intentado dejar que el Espíritu
Santo sea el guía pero debo estar haciendo algo mal ya que me encuentro
al límite.
Respuesta: Es frecuente que caigamos en la trampa de creer que la respuesta del Espíritu Santo a nuestra llamada de auxilio sea un cambio en la situación externa ---el mundo o el cuerpo. Nos olvidamos que los problemas en el cuerpo o en el mundo son solo el efecto y, que la causa, es nuestra creencia de que nos hemos separado de Dios y destruido el Amor para poder lograr así la separación. Por consiguiente, en Capítulo 27, Jesús nos recuerda que el Espíritu Santo "percibe la causa y no presta atención a los efectos... El te exhorta a que lleves todo efecto temible ante El para que juntos miréis su descabellada causa y os riáis juntos por un rato. Tu juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa. Y mediante Su juicio se eliminan los efectos. Tal vez vengas con los ojos arrasados en lágrimas, más óyele decir: 'Hermano mío, santo Hijo de Dios, contempla tu sueño fútil en el que solo algo así podría ocurrir.' Y saldrás del instante santo riendo, con tu risa y la de tu hermano unida a la de Él" (T.27.VIII.9:1,3,4,5,6,7,8).
Es entendible que esto puede que no suene muy reconfortante cuando estás al borde de la quiebra y que tu preferirías que el Espíritu Santo interviniera en el mundo y arreglara un poco las cosas para ti. Él no puede hacer eso, porque Él no ve un mundo. Él te ayudará a llegar al punto donde tu compartes con Él ésa percepción, para que puedas estar en paz independientemente de lo que aparente estar sucediendo fuera de ti. El problema es que no nos damos cuenta ---y probablemente no creemos--- que lo que Jesús o el Espíritu Santo nos dicen que se encuentra fuera de nosotros está realmente fuera de nosotros. Pensamos en verdad que si se trata de nosotros. Jesús y el Espíritu Santo saben que no es así. Qué mejor ayuda se nos puede entonces ofrecer que enseñarnos cómo comenzar el proceso de la desidentificación de nuestras identidades como parte del mundo? Y qué mejor momento para hacer eso que cuando estamos profundamente perturbados acerca de nuestros problemas en el cuerpo y en el mundo? Es todo un reto y en apariencia imposible. Pero es acerca de esto de lo que trata el Curso. Y esto no quiere decir que no hagas todo lo posible para que rectifiques tu situación financiera ---acudir a un consultor financiero u otra cosa.
Jesús nos asegura muchas veces, que si recorremos nuestro camino con la disposición de crecer en valorar su amor y no otra cosa y en aceptar eso como nuestra identidad, podemos atravesar incluso las situaciones más horrendas (desde el punto de vista del mundo) y permanecer internamente en paz. Esto no es fácil y se requiere que dejemos a un lado cualquier expectativa que tengamos en que el problema en el mundo sea resuelto de alguna forma en particular.
Link al original aquí.
Respuesta: Es frecuente que caigamos en la trampa de creer que la respuesta del Espíritu Santo a nuestra llamada de auxilio sea un cambio en la situación externa ---el mundo o el cuerpo. Nos olvidamos que los problemas en el cuerpo o en el mundo son solo el efecto y, que la causa, es nuestra creencia de que nos hemos separado de Dios y destruido el Amor para poder lograr así la separación. Por consiguiente, en Capítulo 27, Jesús nos recuerda que el Espíritu Santo "percibe la causa y no presta atención a los efectos... El te exhorta a que lleves todo efecto temible ante El para que juntos miréis su descabellada causa y os riáis juntos por un rato. Tu juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa. Y mediante Su juicio se eliminan los efectos. Tal vez vengas con los ojos arrasados en lágrimas, más óyele decir: 'Hermano mío, santo Hijo de Dios, contempla tu sueño fútil en el que solo algo así podría ocurrir.' Y saldrás del instante santo riendo, con tu risa y la de tu hermano unida a la de Él" (T.27.VIII.9:1,3,4,5,6,7,8).
Es entendible que esto puede que no suene muy reconfortante cuando estás al borde de la quiebra y que tu preferirías que el Espíritu Santo interviniera en el mundo y arreglara un poco las cosas para ti. Él no puede hacer eso, porque Él no ve un mundo. Él te ayudará a llegar al punto donde tu compartes con Él ésa percepción, para que puedas estar en paz independientemente de lo que aparente estar sucediendo fuera de ti. El problema es que no nos damos cuenta ---y probablemente no creemos--- que lo que Jesús o el Espíritu Santo nos dicen que se encuentra fuera de nosotros está realmente fuera de nosotros. Pensamos en verdad que si se trata de nosotros. Jesús y el Espíritu Santo saben que no es así. Qué mejor ayuda se nos puede entonces ofrecer que enseñarnos cómo comenzar el proceso de la desidentificación de nuestras identidades como parte del mundo? Y qué mejor momento para hacer eso que cuando estamos profundamente perturbados acerca de nuestros problemas en el cuerpo y en el mundo? Es todo un reto y en apariencia imposible. Pero es acerca de esto de lo que trata el Curso. Y esto no quiere decir que no hagas todo lo posible para que rectifiques tu situación financiera ---acudir a un consultor financiero u otra cosa.
Jesús nos asegura muchas veces, que si recorremos nuestro camino con la disposición de crecer en valorar su amor y no otra cosa y en aceptar eso como nuestra identidad, podemos atravesar incluso las situaciones más horrendas (desde el punto de vista del mundo) y permanecer internamente en paz. Esto no es fácil y se requiere que dejemos a un lado cualquier expectativa que tengamos en que el problema en el mundo sea resuelto de alguna forma en particular.
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