miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Porqué creamos múltiples "yoes" externos que parecen castigarnos?

Pregunta#633: ¿Porqué continuamos creando múltiples 'yoes' externos que parecen castigarnos? 

Respuesta: Porque estamos locos pero... ¡aún no hemos aceptado nuestra demencia!

Tu pregunta indica que en algún grado entiendes que nosotros creamos o, para ser más exactos, fabricamos (o creamos falsamente) el mundo y a todos los que en él se encuentran, pero que no eres capaz de ver razón alguna del porqué estamos haciendo esto, debido a cómo aparentan resultar nuestras experiencias en el mundo y en nuestras relaciones. La respuesta que Un Curso de Milagros da a tu pregunta es quizás la mayor revelación que nos trae el Curso y que no se encuentra en otras enseñanzas espirituales ---esto es, la explicación de cuál es el propósito del mundo.

Para entender esta explicación, necesitamos primero aclarar que todo el “poder” que la mente tiene para crear falsamente reside en su identificación con el ego, fuera del espacio y del tiempo y no en el ser que se encuentra en el mundo y que creemos que somos. Ya que ese ser, al igual que el mundo y que todos los demás 'yoes' externos, es una proyección de la mente ego, fabricada por un propósito específico que el ego quiere mantener oculto de nuestra consciencia.

También necesitamos aclarar que la causa de todo lo que experimentamos existe únicamente en la mente y no en el mundo, al contrario de lo que nuestra experiencia aparente mostrarnos. De hecho, el mundo es un efecto y no una causa. Y más específicamente, todo el dolor, la culpa y el miedo, en cualquier forma que lo experimentemos ---físico, emocional, psicológico--- es un efecto de una elección en favor de la separación hecha en la mente ---la causa (T.28.II.7,11,12). Si en realidad percibiéramos la conexión causa-efecto en la mente, elegiríamos cuanto antes en contra del pensamiento de la separación y, los días del ego, estarían contados. Pero la verdad es que amamos al ego y a sus aparentes ofrendas de individualidad y especialismo ---sinónimos para la idea de la separación--- y que estamos dispuestos a pagar cualquier precio para mantener esos “regalos.”

Y el costo es un autoengaño gigantesco. Deseamos ver la causa de todo nuestro dolor, culpa y miedo como externa a nosotros en lugar de como un resultado de la decisión que hemos tomado en nuestra propia mente y así, no tenemos que responsabilizarnos ya de ninguna manera por cómo nos sentimos (T.26.X.4;5; T.27.I.1,2,3,4). Evitamos asumir responsabilidad, no debido a la culpa que el ego nos dice estaríamos entonces obligados a confrontar, sino porque nuestra “ignorancia” protege los conceptos que abrigamos de nosotros mismos como individuos separados y especiales. No obstante, para que ésta defensa sea de utilidad, es necesario contar con un mundo y otros cuerpos ---externos al ser frágil, limitado y separado que creemos que somos--- sobre los cuáles poder echar la culpa por cómo nos sentimos. Y así, todas nuestras relaciones en el mundo, tienen en última instancia el propósito de redirigir el foco de nuestra atención de nuestra mente hacia el mundo externo ---lo que hace que seamos ajenos a que somos una mente--- para que entonces no podamos contemplar la verdadera conexión causa-efecto en la mente. Por lo que es posible conservar nuestra individualidad y especialismo con el añadido de que cualquier dolor, culpa o miedo asociado a eso no tiene ahora nada que ver con nosotros. En otras palabras, necesitamos a los demás para que “nos castiguen” y poder entonces hacerles responsables por nuestro dolor y no tener así que mirar dentro por la verdadera causa de dicho dolor. Es algo demencial ya que en esencia lo que estamos haciendo es elegir permanecer en el dolor a la vez que nos negamos a nosotros mismos el acceso al verdadero remedio para este sufrimiento. Y tampoco nos permitimos a nosotros mismos recordar qué es lo que estamos haciendo.

Pero las noticias esperanzadoras son que, una vez que empecemos a darnos cuenta, aunque sea mínimamente, lo que en verdad nos estamos haciendo a nosotros mismos, ya hemos tomado una decisión por una alternativa diferente. Y esa otra alternativa contempla que ahora usemos cada una de nuestras experiencias de haber sido “víctimas” como una oportunidad para reconocer que simplemente nos hemos puesto del lado del ego una vez más, que hemos hecho una elección en favor de la separación y que hemos intentado negar la responsabilidad de esa elección y de sus consecuencias. La resistencia a dicho reconocimiento es monumental, pero a medida que honestamente practiquemos el mirar a lo que estamos haciendo sin juzgarnos a nosotros mismos, las defensas se volverán cada vez más transparentes. Estamos haciendo una elección de ser infelices que no tiene nada que ver con ningún otro, pero nos hemos vuelto expertos en encontrar a quién hacer responsable por cómo nos sentimos por lo que no tenemos entonces que mirar más allá de lo obvio. Con el tiempo, comenzaremos a ver eso, aunque aún nos podamos sentir enfadados y perturbados con otros, se volverá cada vez más difícil justificar nuestros sentimientos de la manera en que lo hacíamos en el pasado. Y a medida que este reconocimiento despunta, la inversión puesta en la ira y en la perturbación disminuye. Veremos entonces que todos esos otros 'yoes externos' son exactamente igual que nosotros, que hacen exactamente lo que hemos estado haciendo, quizás no en la misma forma pero sí con el mismo contenido, buscando amor desesperadamente a la vez que lo apartan de sí mismos.

Link al original aquí.