miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Qué es lo que espera el Curso de nosotros? ¿Se nos anima en "El pequeño jardín" que traigamos la verdad a la ilusión?

Pregunta# 534: He escuchado que Un Curso de Milagros dice que debemos “traer la ilusión a la verdad” en lugar de intentar crear una mejor ilusión “trayendo la verdad a la ilusión.” Sin embargo; ayer estaba leyendo en el texto, capítulo 18, sección VIII, El Pequeño Jardín, y creo que podría estar diciendo algo diferente. En el párrafo 9 dice, “El Pensamiento de Dios rodea tu mísero reino [ego, ilusión] y espera ante la barrera que construiste [separación], deseoso de entrar y de derramar su luz sobre el terreno yermo. Mira como brota la vida por todas partes! El desierto se convierte en un jardín lleno de verdor, fértil y plácido, ofreciendo descanso a todos los que se han extraviado y vagan en el polvo...” No da esto la impresión de sugerir que cuando le entregamos nuestras vidas al Espíritu Santo para que nos guíe, el desierto de nuestras vidas se vuelve un jardín? Podría este proceso ser interpretado como: cuando “traemos la verdad a la ilusión” ello resultará en una experiencia de las que el Curso denomina un sueño feliz? Es esto lo que el Curso nos pide que hagamos? 

Respuesta: Lo lamento, pero por mucho que nuestros egos quisieran creer que eso es lo que se dice, Jesús nunca dice nada acerca de cambiar el mundo externo de nuestras aparentes vidas como cuerpos separados en el mundo, ya que no hay ningún mundo externo. Como él dice en todas partes en el Curso, este mundo es una alucinación (T.20.VIII.7:3), así que es bastante improbable que Jesús quiera ayudarnos a fabricar una alucinación mejor. Jesús está únicamente hablando de la mente y, en este pasaje, de la pequeña parte de la mente que creemos, mediante barricadas, haber aislado de Dios y establecido como nuestro reino autónomo. Cuando estamos dispuestos a dejar de “proteger” ese pequeño ser que creemos se ha separado de Dios mediante nuestros pensamientos de juicios y ataque, entonces el amor que siempre ha estado ahí puede fluir a través nuestro, cambiando nuestra percepción de desolación y carencia a una percepción de dicha y abundancia.

Cuando le ofrecemos nuestros juicios (no nuestras vidas) al Espíritu Santo, dejamos caer las barreras que resguardan nuestro ser separado. Y para entregarle esos juicios a El, tenemos primero que haberlos contemplando y haber reconocido nuestra inversión en ellos. Y este es el proceso de traer las ilusiones a la verdad (T.17.I.5), de tal forma que la verdad pueda brillar sobre la ilusión y permitirle al amor reemplazar el pecado, la culpa y el miedo. Esta es la clase de cambio interno que Jesús está metafóricamente describiendo mediante la imagen de un jardín reemplazando un desierto. Si entonces ocurren en correspondencia ciertos cambios en las imágenes que estamos proyectando de la mente, no es algo que deba preocuparnos, ya que compartiremos el entendimiento de Jesús de que nada de eso es real.

link del original aqui