jueves, 23 de abril de 2020

Perseverancia

"... el que persevere hasta el fin, ése será salvo"  Mateo 24:13

Mirando nuestra vida y nuestras acciones, podemos sentir que no hemos perseverado lo suficiente como para lograr nuestro objetivo y,  entonces,  sentir la desagradable culpa asociada.

Sin embargo, tras bastidores, las cosas no son como se experimentan. No es evidente, pero la culpa no es producto de las circunstancias ni de nuestra actitud / participación en ellas.

La culpa es una elección en la mente, una decisión en favor del ataque y de limitar aún más tu conciencia a un cuerpo haciendo que tus recursos están confinados a el limitado alcance de éste. Y la proyección a la que hace referencia un Curso de Milagros, es al asociar entonces la sensación de culpa o malestar a esa dinámica externa para que 'demuestre' que el efecto (la situación enrevesada) es la causa (la culpa en la mente, desplazada al cuerpo). Es definitivamente el único juego enfermizo que estamos llamados a abandonar.

Lo único que tiene necesidad de curación es la mente (nos dice Jesús en la introducción a el anexo de Un Curso de Milagros). Esto no parece ser así ya que las manifestaciones de este mundo ciertamente parecen reales. Y concluye que en última instancia, la tarea siempre es la misma: al paciente se lo debe ayudar a cambiar de parecer respecto a la realidad de las ilusiones.

Todo esto es gradual ya que los pasos en la verdadera sanación nos llevarán a disminuir el miedo a despertar. Muchas veces parecerá que es inútil perseverar, que estamos en una lucha fútil y que todo regresa a su punto de partida, o peor, más atrás de donde empezamos. Y es así en nuestra percepción ya que solemos ser conscientes sólo de la parte externa. Me viene a la cabeza la imagen del mito de Sísifo, de la mitología griega, donde por una respuesta cruel por parte de Zeus a los intentos de Sísifo de mofarse del Dios, queda Sísifo condenado a sacar de por vida una piedra enorme de un precipicio, sólo para que vuelva la piedra a magullarlo y regresar al fondo del barranco donde Sísifo emprenderá  todo otra vez.

Mientras participemos de manera inconsciente en las maniobras del ego, buscando arreglos a la culpa o a la sensación de carencia con cosas externas, estaremos nuevamente como Sísifo, intentando sacar la enorme roca fuera del precipicio sólo para que vuelva a caer sobre nosotros. Al no darnos cuenta que estamos usando la experiencia para castigarnos, volveremos a repetir una y otra vez la maniobra.

La perseverancia cobra sentido porque es poniéndonos de manera sistemática de parte del Espíritu Santo, de Jesús, como nos podrá amable y gradualmente mostrar el cruel y disfrazado ataque que estamos efectuando contra nuestra mente. Elegir de nuevo, las veces que haga falta, 'la pequeña dosis de buena voluntad',  es la baza como finalmente abandonaremos al completo el sistema de pensamiento del ego y nuestra atracción a la culpa, y perderemos el miedo a despertar.

Ése es el que será salvo, el que persevere hasta el final. Mientras, toda la amabilidad del mundo y perdón para tus hermanos y para contigo son imprescindibles, porque te mostrarán la necesidad común, verás que las diferencias no marcan la diferencia ya que, a pesar de los contrastes en la forma, las aparentes ventajas y desventajas producto de la jerarquía de ilusiones, el contenido común es el mismo, cada uno aquí tiene la imperiosa necesidad de entender que comparte con cada uno de sus hermanos la única necesidad 'verdadera': Escapar de la pesadilla del ego y de la culpa. Todos somos Sísifo sacando la roca del abismo.

Es importante entender que no perseveramos para que las circunstancias externas cambien, sino para que recordemos que el poder está —y siempre ha estado— en nuestra mente.

Cambiar cosas en un mundo que se nos terminará mostrando que nunca existió no puede ser la prioridad en el plan de estudios de un Maestro Cuerdo.  No obstante, si no es censurable perseverar por cosas externas, es muy conveniente recordar que lo que en verdad es vital es perseverar en tu práctica de perdón independientemente de las contras que pudieras estar experimentando.

"...Confía implícitamente en tu buena voluntad, independientemente de lo que pueda presentarse. Concéntrate sólo en ella y no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe. Ésa es la razón por la que viniste. Si hubieses podido venir sin ellas, no tendrías necesidad del instante santo" T-18.IV.2:3-6
Extracto y reflexiones del encuentro con UCDM "Perseverancia", del 22 de abril 2020