"¿Porqué miras la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que está en el tuyo?"
Este versículo de los evangelios no se refiere solamente a mirar mis críticas a otros, sino más bien a darme cuenta de que si siento necesario criticar, atacar o arreglar a otro, generalmente lo hago desde una posición -interna- de oposición, señal de no haber estado dispuesto a responsabilizarme de mi elección por el ego, por la culpa. Pero ese es el momento donde puedo invocar al Maestro y pedirle ayuda para corregir mi percepción.
Tomar consciencia de que compartimos el mismo error que mi hermano aunque él tenga los síntomas y yo aparente estar sano es fundamental para darnos cuenta de la necesidad común que tenemos de salvación.
Es ese propósito en común el reflejo de la unión de nuestras mentes que nos guiará a ir más allá del especialismo, de los intereses separados y aprender que las diferencias no hacen la diferencia.
Tu trabajo no es sanarte, sino elegir no reforzar la enfermedad. Tomar consciencia de que eres un 'sanador no sanado' es de mucha utilidad para seguir aplicando las enseñanzas del Curso.
No quiero decir con esto que la corrección externa no deba hacerse nunca, sino que nuestra necesidad de corregir nos muestra oportunidades de perdón y milagros. Es ocupándonos de
"darle a Dios lo que es de Dios, como podremos amorosamente darle al César lo que es del César"
Es desde nuestra presencia y nuestra escucha donde podemos ir a nuestra mente y ver que la compartimos con el hermano. Puede que sus palabras se quejen o pidan algo en la forma, pero eso no es lo que realmente está buscando... ni tú tampoco. Es hora de sosegar tu mente, estar presente y permitirle al Espíritu que la sane.
josé mandé.