viernes, 11 de diciembre de 2020

¡No confíes en tus buenas intenciones!

Jesús nos dice en Un Curso de Milagros,

"No confíes en tus buenas intenciones, pues tener buenas intenciones no es suficiente. Pero confía implícitamente en tu buena voluntad, independientemente de lo que pueda presen­tarse. Concéntrate sólo en ella y no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe. Esa es la razón por la que viniste. Si hubieses podido venir sin ellas no tendrías necesidad del instante santo."

 Estando tan cegados por la percepción de la forma, de los cuerpos, estamos seguros que todo se origina  y termina en ellos. Y no es así. Es la mente quien proyecta al cuerpo y a las relaciones especiales en el mundo, como "la exteriorización de la venganza contra sí misma". Esto por supuesto no es evidente: Es lo "único que el ego no  permite que nos llegue a la consciencia"  Y sin embargo, dado que la causa del dolor está en nuestra mente y que podemos cambiar de mentalidad (que no es lo mismo que cambiar de comportamiento), la sanación depende entonces de nuestra decisión mantenida en el tiempo, que es la manera en la que accedemos a los contenidos de nuestra mente con la Ayuda del Maestro Interno. Sin Él reinterpretando lo que vivimos, no puede hacerse.

Sin un entrenamiento mental, la cooperación el Ayudante Interno es imposible. Y esa es la razón por la que cada vez más agradezco -a pesar de mis berrinches con Jesús- este material del Curso. No es la única herramienta o espiritualidad, eso es verdad... pero te emocionarás al ver que en realidad te ahorrará un montón de tiempo, ya que tienes derecho a los milagros y que están a tu disposición. Tu papel es irte haciendo a un lado, cada vez más y a no ser duro contigo mismo por tus recaídas. Recuerda, buenas intenciones no son suficientes, perseverar con amabilidad (buena voluntad) es indispensable.

Seamos entonces amables con nuestro aprendizaje, estamos internamente aterrorizados y esa es la causa de todas las situaciones rocambolescas que vivimos, intentos de mejora y superación personal (cuando la persona, el individuo en última instancia es una ilusión!) que desembocan en frustración, problemas, adicciones etc. Todo para poder desembocar en una sensación de estar arando en el mar. Todo con el propósito -oculto- de la mente de querer sufrir y reforzar la falsa enseñanza de lo inadecuada, culpable e impotente que es. 

No confundir las treguas y los pequeños claros en el bosque con la sanación, observar que todo perecerá sin dejarte abatir por ello pero usándolos en esos momentos de respiro tan necesarios. Las metas de verdad no pueden estar en un mundo donde todo cambia o muere. La única meta aquí, es la jornada que te lleva más allá del mundo, al despertar en nuestra mente, en Unidad con Dios.

"¿De qué otra forma puedes encontrar dicha en un lugar desdichado, excepto dándote cuenta de que no estás en él. Tú no puedes estar donde Dios no te ubicó, y Dios te creó como parte de Él. Eso es al mismo tiempo donde estás y lo que eres. Esto es algo completamente inalterable. Es inclusión total. No puedes cambiarlo ahora ni nunca.. Es verdad para siempre. No es una creencia, sino un Hecho."

La clave es no cesar en nuestro empeño en sanar la mente, teniendo en cuenta las resistencias que se irán presentando debido al miedo a la sanación y, entonces, ganarle la partida al ego -a nuestra mente errada, que prefiere tener razón a ser feliz-  aprendiendo a cooperar cada vez mejor con el Espíritu Santo, nuestra mente recta.

José Mandé

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