lunes, 4 de enero de 2021

Las Falsas Creencias

 

"Aprender este curso requiere que estés dispuesto a cuestionar cada uno de los valores que abrigas. Ni uno solo debe quedar oculto y encubierto, pues ello pondría en peligro tu aprendizaje. Ninguna creencia es neutra. Cada una de ellas tiene el poder de dictar cada decisión que tomas. Pues una decisión es una conclusión basada en todo lo que crees." (T-24.Int.2:1-5)

Por si no quedara suficientemente claro el poder que tienen nuestras creencias y la necesidad de evaluarlas a la luz de la Cordura (el E.S. en tu mente), Jesús nos dice al comienzo de la lección 132:

"¿Qué es lo que mantiene al mundo prisionero sino tus propias creencias? ¿Y qué puede salvar al mundo excepto tu Ser? Las creencias son ciertamente poderosas. Tus pensamientos tienen poder, y los efectos que las ilusiones producen son tan potentes como los efectos que produce la verdad. Los locos creen que el mundo que ven es real, por lo tanto, no lo ponen en duda. No se les puede persuadir cuestionando los efectos de sus pensamientos. Sólo cuando se pone en tela de juicio su fuente, es cuando por fin alborea en ellos la esperanza de libertad."

 La alternativa que nos ha seducido es "no poner en tela de juicio la fuente de la locura" sino desplazar nuestra atención en la mente a los "efectos". Como consecuencia, nos encontramos navegando por las rutas del laberinto, con nuestros juicios y 'entendimiento' y tratar de ser los rescatadores de nuestro infortunio, los héroes de nuestro sueño, sin sospechar siquiera que toda nuestra situación de vida es producto de una creencia falsa de la culpa (pero que se tiene en la más alta estima en la mente).

Pero... ¿que pasaría si lo que veo comienza a perder su apariencia de realidad? 

"...no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieras que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieras cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño." (T-27.VIII.10:5-6)

Podemos entonces invocar a nuestro Maestro Interno a que nos ayude a discernir y que nos recuerde que el único propósito que tiene este mundo, es aprender a usarlo como medio de regreso a la mente. Un Curso de Milagros llama a este proceso Perdón: Liberarnos de nuestros juicios y resentimientos (productos de la creencia en la culpa) que oscurecen nuestra verdadera meta. El perdón es la función que hemos venido a desarrollar aquí, y se logra colaborando con el E.S. Ya que solos no podemos hacerlo, nos perderíamos en las calles del laberinto, porque para nuestra percepción de individuos y cuerpos, todo lo que llamamos nuestra vida es real. Ni tampoco sospechamos que el significado que le hemos dado a cada uno de estos vericuetos, es que la creencia en la culpa siga intacta en la mente. Y ése es el verdadero problema.

"Una vez que alguien queda atrapado en el mundo de la percepción, queda atrapado en un sueño. No puede escapar sin ayuda, porque todo lo que sus sentidos le muestran da fe de la realidad del sueño. Dios nos ha dado la Respuesta, el único Medio de escape, el verdadero Ayudante. La función de Su Voz—Su Espíritu Santo—es mediar entre los dos mundos. El Espíritu Santo puede hacer eso porque, si bien una parte conoce la verdad, reconoce también nuestras ilusiones, aunque no cree en ellas. El objetivo del Espíritu Santo es ayudarnos a escapar del mundo de los sueños, enseñándonos cómo cambiar nuestra manera de pensar y cómo corregir nuestros errores. El perdón es el recurso de aprendizaje excelso que el Espíritu Santo utiliza para llevar a cabo ese cambio en nuestra manera de pensar." (Prefacio al texto de UCDM. xiii)